Domingo 15º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55,10-11):

Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 64,10.11.12-13.14

R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.

Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.

Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (13,1-23), del domingo, 12 de julio de 2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

Palabra del Señor

Domingo 14º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Domingo, 5 de julio de 2020

Primera lectura

Lectura de la profecía de Zacarías (9,9-10):

Así dice el Señor: «Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,9.11-13):

Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (11,25-30), del domingo, 5 de julio de 2020

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

TESOROS QUE LIBERAN. DOMINGO 17 TIEMPO ORDINARIO A

La Liturgia de este domingo nos convida a reflexionar en los valores sobre los que fundamentamos nuestra existencia. Las lecturas nos ayudan a escoger esos valores…

En la 1ª Lectura, el rey Salomón escoge su tesoro: la SABIDURÍA. (1Re 3,5.7-12).
En el inicio de su reinado, el joven rey va a Gabaón, donde se hallaba el Tabernáculo sagrado, construido por Moisés, con el fin de ofrecer sacrificios al Señor.
En sueños, el Señor manifiesta su agrado por este gesto y le invita a pedir lo que quisiese. El rey no se dejó seducir por valores efímeros. Por lo contrario, escoge lo más importante: un corazón “sabio» para gobernar a su pueblo con justicia y rectitud. La ELECCIÓN agradó a Dios: Y Dios le concedió una sabiduría inigualable y le añadió aun otros tres valores no solicitados: riqueza, gloria y vida larga.
Salomón sabe escoger lo mejor: SABIDURÍA
El texto quería también presentar a Salomón como el escogido del Señor y justificar su proverbial sabiduría.

La 2ª Lectura presenta etapas del camino que conduce a la Salvación. Necesitamos de la Sabiduría de Dios, para discernir el designio de Dios, que nos «predestinó» para que seamos conformes a la imagen de su Hijo. (Rom 8,28-30)

En el Evangelio Jesús presenta su tesoro: el REINO DE DIOS. (Mt 13,44-52)

Es la conclusión del 3er Discurso de Jesús, con las últimas tres «Parábolas»: el Tesoro, la Perla y la Red. El REINO DE DIOS es un TESORO escondido… una PERLA que se busca… El DESCUBRIMIENTO de este tesoro y de esta perla provoca, en quien los encuentra tres ACTITUDES: Renuncia, Urgencia y Alegría.

1.- RENUNCIA a todo para adquirirlos… El Reino propuesto por Jesús es un «tesoro» precioso por el cual se renuncia a todo y por el cual los seguidores de Cristo deben estar dispuestos a pagar cualquier precio.
Desde el descubrimiento de Cristo, ¿en qué ha cambiado nuestra vida?

  • ¿A qué hemos renunciado ya por este tesoro?
  • ¿Dónde gastamos más tiempo en nuestra vida diaria?
  • ¿Al servicio de la comunidad, en lecturas serias, en la Oración o en el futbol, la TV, en el dinero, en la charla con los amigos?

2.- URGENCIA en la decisión que se debe tomar. La elección del Reino de Dios no se puede retrasar. Cuando Dios convoca es preciso responder inmediatamente. No podemos quedar negociando con Dios el precio de la perla.
Hay oportunidades que no se repiten nunca más… Hay personas conscientes de este tesoro, pero no están dispuestas a renunciar otros ciertos «tesoros».

3.- ALEGRÍA muy grande por el bien encontrado… Todo comerciante que realiza un buen negocio se siente feliz, aunque tenga que desprenderse de muchos bienes…
El Reino de Dios es un tesoro por el cual compensa la renuncia de todos los bienes de este mundo.

  • ¿Demostramos alegría y felicidad porque hemos encontrado nuestro tesoro?
  • ¿Si tenemos conciencia de este tesoro, cómo podemos permanecer enfadados, tristes y desanimados?

Mas aún quedan algunas preguntas: Si el Reino de Dios es tan precioso,

  • ¿Por qué hay tantos hombres que lo ignoran o hasta lo desprecian?
  • ¿Por qué vemos tantos males entre los buenos?
  • ¿Es que, al final, todos tendremos la misma suerte?

En la 3ª Parábola, Jesús da la respuesta: El Reino de Dios es una RED: La Iglesia es comparada a una red de arrastre, lanzada al lago, que captura peces de todas las clases y cualidades…
El Pescador, después de haber arrastrado lentamente la red a tierra, recoge los peces, separando los buenos y los malos, los inútiles y los aprovechables. Recoge los buenos y tira fuera los malos…
Dios no tiene prisa en condenar y destruir… sabe esperar… Y dentro de la Iglesia, ante el divino Pescador, ¿somos un miembro vivo, activo, útil para la vida de la Iglesia, un pez inútil, despreciado por el proprio Dios? Todo depende de nuestra elección, debemos SABER ESCOGER
Y Jesús concluye el Discurso con un diálogo con los discípulos, en el cual afirma que el verdadero discípulo es aquel que descubre el Tesoro del Reino y se compromete con él. Solo la Sabiduría divina podrá iluminarnos para comprenderlo y así anunciar a todos con alegría nuestro descubrimiento.
Como Salomón, pidamos a Dios mucha SABIDURÍA… para saber escoger el verdadero Tesoro, mucho ENTUSIASMO… para ponernos con alegría en su conquista.

trigo y cizaña. DOMINGO XVI. CICLO A

En el mundo de hoy, el BIEN y el MAL caminan juntos. ¿Porqué Dios permite todo esto? ¿Porqué no interviene para castigar a los pecadores?
La Liturgia nos habla de la PACIENCIA DE DIOS y nos invita a convivir con los dos con paciencia y prudencia.

La 1ª Lectura presenta a un Dios indulgente y misericordioso para con los hombres, incluso cuando ellos practican el mal. (Sab 12,13.16-19)
La conquista de la tierra prometida se realizó tras años de guerras. Dios podría haber evitado el sufrimiento, eliminando esos pueblos. Él no tuvo prisa en castigarlos. Ama a todas las personas que creó, aun cuando practiquen el mal.
A veces juzgamos ciertos males como «castigos de Dios». Dios es tolerante y justo, en quien la bondad y la misericordia se sobreponen a la voluntad de castigar. Y nos invita a adoptar la misma actitud.

La 2ª Lectura subraya la Bondad y Misericordia de Dios, afirmando que el Espíritu Santo «viene en ayuda de nuestra debilidad», guiándonos en el camino a la vida plena. (Rom 8,26-27)

El Evangelio destaca la Paciencia de Dios. (Mt 13,24-43) La presencia del «Reino» en el mundo es irreversible y en él todos (buenos y malos) tienen la oportunidad de crecer y madurar. Al volver de la Misión, se nota la Impaciencia de los Apóstoles para con aquellos que no los acogieron:

“¿Quieres que mandemos que baje fuego del cielo para destruirlos?»
– Jesús critica la prisa de los Apóstoles con TRES PARÁBOLAS:

  • el trigo y la cizaña,
  • la semilla de mostaza
  • y la levadura en la masa…

La 1ª PARÁBOLA (del trigo y de la cizaña) revela DOS ACTITUDES:
La Impaciencia de los hombres: «Señor, ¿quieres que arranquemos la cizaña?»
La Paciencia de Dios: «Dejadlos crecer juntos hasta la siega…»
Dios no quiere la destrucción del pecador y la segregación de los malos.
«Dios es misericordioso y paciente, lento a la ira y rico en misericordia» (Sal 85)

En la construcción del Reino, es necesario tener paciencia y esperar la hora cierta para la separación final en la siega.
La «paciencia de Dios» con la cizaña nos invita a rechazar las actitudes de rigidez, intolerancia, incomprensión, venganza, y a contemplar a los hermanos con los ojos benevolentes, comprensivos y pacientes de Dios.
Hasta en nuestras Comunidades cristianas, vemos presente tanta cizaña de desunión, de envidia, de chismorreo… ¿Y cuál es nuestra primera actitud? ¿Arrancar la cizaña?

«Muchas veces, nuestra historia se convirtió en arrancadores de cizaña cuanto debiera haber sido de perdón, de misericordia y de amor.»

 – Olvidamos que el mal y el bien se mezclan en el mundo, en la vida y en el corazón…
 – Olvidamos que el Reino de Dios es un mundo de trigo y de cizaña, de guerra y de paz, de gozo e inquietud…
– Nos olvidamos que la cizaña de hoy podrá convertirse mañana en trigo para Dios…
– Nos olvidamos que hasta dentro de cada uno de nosotros hay trigo y cizaña.
– Y Cristo también hoy continúa repitiendo: «Dejadlos crecer juntos, hasta la siega».

¿Qué dice esta Parábola

– ¿A los LÍDERES de comunidad, que quieren una comunidad perfecta de la noche a la mañana?
– ¿A algunos PADRES, que quieren que los hijos cambien en un abrir y cerrar de ojos?
– ¿A algunos ANIMADORES de movimientos o asociaciones pastorales, que quieren que todo el mundo actúe como ellos?
Es importante saber convivir, en medio de conflictos… Entonces, ¿quedarnos de brazos cruzados pasivamente?

No, las otras dos parábolas complementan el mensaje:
– Debemos ser la SEMILLA DE MOSTAZA, pequeña, insignificante, pero que crece y hasta anidan los pájaros en sus ramas.
– Debemos ser la LEVADURA que fermenta toda la masa de harina, el mundo en que vivimos…
Así estaremos transformando la CIZAÑA en TRIGO. El Reino de Dios ya está presente entre nosotros, aunque mezclado con la cizaña, y pequeño, como la semilla de mostaza, o un poco de levadura… El Reino de Dios no es una “sociedad cerrada» a la que solo tiene acceso un grupo de “buenos” y «perfectos».
Están presentes también “otros”, donde el Amor de Dios va introduciendo un dinamismo de conversión, de transformación, de vida nueva.

¿Y NOSOTROS?  

– ¿Somos TRIGO LIMPIO: de amor, dedicación y colaboración
– o tal vez CIZAÑA de odio, discordia y calumnia?…
Un modo de ayudar a cambiar el mundo del mal por uno de bien es que sembremos siempre trigo y nunca cizaña. Solo con la vivencia del Evangelio se puede cambiar el mundo.

EL SEMBRADOR. DOMINGO XV. TIEMPO ORDINARIO.

La Liturgia de este domingo nos convida a reflexionar sobre la importancia de la PALABRA DE DIOS y nos exhorta a ser una «tierra buena» que acoja la Palabra y produzca frutos abundantes en la vida de cada día.

En la 1ª Lectura, el Profeta compara la Palabra de Dios a la LLUVIA. “No volverá, sin que haga mi voluntad«. (Is 55,10-11)
Al Pueblo en el exilio, ya cansado y desilusionado de volver a su tierra, el profeta anuncia que Dios es siempre fiel a sus promesas. Su Palabra es como la lluvia y la nieve: caen del cielo y no vuelven sin haber producido el efecto. Dios no olvida a su pueblo, su Palabra nunca falla.

En la 2ª Lectura, Pablo enseña que el tiempo de la sementera siempre es difícil, se sufre con el dolor y la espera, mas no se trata de un grito de muerte, sino del inicio de una nueva vida que va llegando. (Rom 8,18-23)

En el Evangelio, con la Parábola de la SEMILLA y del SEMBRADOR, vemos que el fruto de la Palabra de Dios depende de la calidad de la tierra. (Mt 13,1-23).

Con esta parábola, Mateo inicia el 3er Discurso de Cristo: las siete Parábolas del REINO.

“Salió el Sembrador a sembrar… la semilla». Parte cayó:

– en el camino… los pájaros vinieron y se la comieron…
– en terreno pedregoso: brotó y luego se secó.
– en medio de los espinos: los espinos crecieron y la sofocaron…
– en tierra buena: produjo 30, 60, 100 por uno…

Jesús estaba encontrando dificultades en la aceptación de su Palabra.
– Había gente que no creía…
– Había gente que, aunque simpatizase con Jesús, luego se retiraban.
– Había gente que veía el mensaje de Jesús como una amenaza: debían cambiar de vida, alejarse del poder, distribuir las riquezas… Por eso, estaban en contra y tramaban la muerte del propio Jesús.
– Al fin estaban quedando con Él solo algunos discípulos. Hasta ellos tenían sus dudas…  

¿Es que la Palabra de Jesús estaba haciéndose ineficaz?
JESÚS responde con la Parábola: A pesar de los obstáculos, la semilla no pierde su fuerza. Dios lanza su semilla en todas las direcciones, no rechaza:
– ni a los pecadores endurecidos;
– ni a las personas superficiales;
– ni a las personas inmersas en las preocupaciones del mundo (placeres, negocios) … 

El Hombre puede cerrarse a la Palabra de Dios, rechazarla, mas siempre habrá terreno donde producirá 30, 60, 100…
La recepción del evangelio no depende ni de la Semilla, ni del Sembrador, sino de la CALIDAD DE LA TIERRA.
Ante la Palabra de Dios, hay diversos TIPOS DE OYENTES que existían en aquel tiempo y que siguen existiendo hoy:
– Están los que tienen un corazón materialista. Son incluso «muy religiosos», mas dan prioridad a la riqueza y a los bienes de este mundo. Esas preocupaciones son como espinos y zarzas que sofocan la semilla de la Palabra.
– Hay también los que tienen un corazón abierto y disponible.  Ellos acogen la Palabra de Jesús y dan mucho fruto.

La Parábola nos propone TRES PREGUNTAS:
1.- ¿Qué terreno somos nosotros?
Cuestionamos al PREDICADOR («Sembrador») de la Palabra de Dios: “Ha sido largo, ha sido repetitivo… ha sido un pesado…»
¿Qué tal si nos cuestionamos también nuestra actitud de OYENTES?
2.- ¿Qué tipo de sembradores somos?
– ¿Cuidamos nuestro terreno, retiramos las piedras y espinos?
– ¿Mejoramos la semilla que usamos, o ya tiene pasada la caducidad, porque no estudiamos, no nos informamos, no nos actualizamos? (En la catequesis, liturgia, canto, escuela, familia…)
3.- ¿Vale la pena sembrar?
La parábola de Jesús es una Parábola de ESPERANZA: Jesús es el Sembrador, y nosotros también lo somos, junto con Él…
Él siembra en todos los terrenos, incluso en los estériles. Y algunas semillas llegar a germinar…
Lo importante es sembrar el grano de la esperanza.
Sembrar la sonrisa para que resplandezca en torno a nosotros.
Sembrar nuestras energías para enfrentar las batallas de la vida.
Sembrar nuestro valor para levantar el ánimo de los otros.
Sembrar nuestro entusiasmo, nuestra fe, nuestro amor…

El Evangelio de hoy nos asegura que, a pesar del aparente fracaso, el éxito del «Reino» está asegurado; Y el resultado final será algo sorprendente y maravilloso.
Dios nos asegura: “La Palabra de Dios no volverá sin producir su fruto». “Pon la semilla en la tierra, no será en vano.  No te preocupe la cosecha, plantas para el hermano…»

domingo xiv

«Si, Padre, así te ha parecido mejor»

El Mundo de hoy se preocupa en mostrar la grandeza de los Poderosos. Dios demuestra la grandeza de los Humildes. Las Lecturas Bíblicas confirman esta verdad.

La 1ª Lectura describe la llegada del Rey vencedor a Jerusalén. El pueblo aguardaba una entrada triunfal y el profeta Zacarías anuncia una entrada humilde y pacífica, montando no un caballo de guerra, sino un jumento. Esta profecía hace recordar la entrada de Jesús en Jerusalén. El pueblo esperaba un Rey mesiánico poderoso. Y Jesús no se impone por el lujo o por la fuerza de un ejército poderoso, sino montando un borriquillo, llevando a todos la paz. Con este gesto, va a probar que conquistará el corazón de los hombres, con su amor… no por las armas.

En la 2ª Lectura, Pablo enseña que la vida «según la carne» engendra muerte; y que la vida «según el Espíritu», que recibimos en el Bautismo, engendra vida.

El Evangelio narra el retorno de los Apóstoles de la 1ª Misión Apostólica. Los Apóstoles vuelven cansados, pero alegres y exultantes, por haber expulsado hasta los demonios. Jesús los escucha con mucha atención e interés: muchos aceptaron su predicación… otros no… Jesús reza una ORACIÓN DE ALABANZA, porque la propuesta de salvación ha tenido acogida en el corazón de los humildes: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielos y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla.»
Los Grandes y poderosos, los sabios e inteligentes no perciben la presencia del Reino de Dios y no acogen su mensaje… Los Pequeños, los pobres, los humildes… acogerán con entusiasmo su palabra y su Reino. Dios se niega a los doctos ensoberbecidos por la propia ciencia, y se revela a los sencillos, conscientes de su propia pequeñez. Dios goza con los humildes, por pobres y pecadores que sean… y resiste a los soberbios, por más santos que se crean ser.

SÍ, PADRE. Y Jesús añade: “¡SÍ PADRE, así te ha parecido mejor!»
SÍ, PADRE: actitud de Cristo: su vida fue un continuo SÍ PADRE…

  • incluso ahora que deseaba que todos acogiesen la buena nueva…
  • en el huerto de los Olivos…
  • en el Padre Nuestro…

SÍ PADRE debe ser también nuestro camino de Salvación. Es la voluntad de Dios, vivida como se manifiesta en cada momento… Diciendo SÍ PADRE, algo maravilloso va a acontecer. Será el principio de una vida nueva y el origen de un nuevo amor. Quien vive ese SÍ PADRE: encuentra la Paz, que Cristo vino a traer.

Y Jesús hace una INVITACIÓN: «Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Jesús va a quitar la carga pesada que los sabios y doctores habían creado para el pueblo. ¡Hay problemas que no tienen solución, hay dolores que ningún analgésico cura, hay oscuridad donde la luz no penetra! Y Cristo nos repite: «Venid a mí todos que estáis cansados y agobiados… y Yo os aliviaré…»
Solo Él podrá aliviar el peso de nuestros sufrimientos… Cuando los planes de Dios no corresponden a los nuestros, recemos con generosidad: “SÍ, PADRE, así te ha parecido mejor…»

Estoy convencido de que mucha más Paz comenzará a reinar en nuestro corazón… A cambio, Él trae un nuevo modo de vivir en la justicia y misericordia. Cansados y afligidos son todos los que sufren en la vida. Son los pobres de Dios, a los que Jesús dirige su gozosa noticia y entre los cuales Él se siente como uno de ellos.

¡En la vida cuánta miseria humana: ¡cuántos problemas, cuántos sufrimientos, cuánta desilusión y cuánto amor negado!

Señor abre nuestros oídos y nuestros ojos
para que podamos ver y oír lo que es bueno y justo.
Purifica nuestra mente para que podamos entender
el significado profundo de nuestra existencia.
Haz que busquemos la sabiduría que viene de Tí.

EL PAN COMPARTIDO. DOMINGO XVIII. CICLO A

Alrededor de una mesa, acontecen hechos importantes de las personas y de los pueblos… Son momentos de encuentro, de fraternidad, de comunión… Se comunica la alegría de un nacimiento o de un matrimonio; se fortalece la amistad, se establecen contactos de trabajo y se celebran ritos oficiales.

La Liturgia nos convida a sentarnos a la mesa, que el propio Dios ha preparado, y donde nos ofrece el alimento, que sacia nuestra hambre de vida, de felicidad, de eternidad.

En la 1ª lectura, Dios convida a una MESA abundante y gratuita al pueblo hambriento y que sufría, que estaba en el exilio. «Venid a saciar la sed y a comprar sin tener dinero, a comer sin pagar, a beber vino y leche de balde». (Is 55,1-3). Era la llamada del profeta para que el Pueblo se animase a volver a la tierra de su origen, para recomenzar una vida nueva. Sería el banquete de la vida en libertad, de la tierra repartida, de la vivienda garantizada, de la salud, de la paz y del bienestar.

La 2ª Lectura es un Himno al amor de Dios, que envió al mundo a su proprio Hijo, para convidarnos al BANQUETE de la vida eterna. (Rom 8,35.37-39).

El DESIERTO, para Israel, era el lugar del encuentro con Dios. Allí, Israel aprendió a despojarse de sus seguridades humanas y descubrir en cada paso la maravillosa protección del Señor. El desierto es el lugar y el tiempo de compartir, en que todos cuentan con la solidaridad de la Comunidad.

 PASOS de Jesús para resolver el problema del hambre:

  1. VE el “hambre“ y busca en la comunidad la solución del problema. Los discípulos buscan la solución más fácil, despidiendo al pueblo, Jesús les ordena: «Dadles vosotros de comer». ¡Cuántos “hambrientos» de pan, de alegría, de apoyo, de esperanza!…
  2. Enseña CÓMO dar respuesta a este desafío: COMPARTIENDO. Recoge los «5 panes y 2 peces», recita la bendición y manda repartir. Todos comieron, quedaron saciados y … hasta sobró.

Dios convida a TODOS al «Banquete“ del Reino… Los que viven al margen de la vida y de la historia, los que tienen hambre de amor y de justicia, los que viven atrapados en la desesperación, los que el mundo condena y margina, los que no tienen pan en la mesa, ni paz en el corazón, también están convidados a la Mesa del Reino.

 Jesús nos compromete con el “hambre» del mundo.

– El hambre es compañera cruel de millones de hijos de Dios… Casi dos tercios de la humanidad pasa hambre…

– Los APÓSTOLES encontraron la solución más fácil: «Despide a la multitud»: “Mándalos a casa».

– JESÚS no se queda en una mera «compasión»: Cura los enfermos, Ilumina al pueblo con su palabra, comparte con ellos el pan, se entrega personalmente a ellos como el Pan de la Vida… Cuando los Apóstoles hablan de «comprar», Jesús manda «dar»: «Dadles vosotros de comer…»

– NOSOTROS también somos responsables del hambre en el mundo… ¡Ningún cristiano puede ser ajeno a esta triste realidad!… El problema del hambre en el mundo tampoco se resuelve solo con programas de asistencia, sino compartiendo, con el amor. El milagro de la participación puede acontecer cuando todos ofrecen en la medida de lo poco que tienen. No se trata de cantidad, sino de la generosidad que permite la realización del milagro.

Y el milagro de compartir no se queda en las cosas materiales. Muchos necesitan un poco de nuestro tiempo, de una mirada, de un abrazo, de una visita…

Jesús nos convida a sentar a la MESA y recibir el Pan que Él ofrece. La narración tiene un contexto eucarístico. Sentarse a la mesa con Jesús es comprometerse con la dinámica del Reino y es asumir la lógica del compartir, del amor, del servicio.

Celebrar la Eucaristía nos obliga a luchar contra las desigualdades, los sistemas de explotación, los despilfarros… Cuando celebramos la Eucaristía, hacemos a Jesús presente en el mundo, haciendo que su Reino se convierta en una realidad viva en la historia.

«Quien os recibe, a mi me recibe». Domingo 13º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

La Liturgia de hoy trata algunos aspectos del DISCIPULADO. Discípulo es todo aquel que, por el Bautismo, se identifica con Jesús, hace de Jesús su referencia y lo sigue.
La Misión del discípulo es hacer presente en la historia y en el tempo el proyecto de salvación que Dios tiene para los hombres.

La 1ª Lectura muestra cómo TODOS pueden ser discípulos, colaborando en la obra de la  salvación. (2R4,8-11.14-16). Un matrimonio de Sunam sin hijos invita con insistencia al Profeta Eliseo a comer en su casa y acabaron preparándole incluso un cuarto para hospedarlo siempre que pasara por allí. Lo hicieron porque reconocían a Eliseo como un “Hombre de Dios». Y el profeta en recompensa de la generosa hospitalidad, les prometió, que a pesar de la edad avanzada, tendrían un hijo… Algunos años después, ese hijo llegó a fallecer. Podemos imaginar el profundo dolor de los padres. El Profeta se dirige hacia allí y devuelve a aquella madre generosa el hijo nuevamente con vida. La hospitalidad y la acogida son una fuente de Vida y de Bendición. Dios no deja de recompensar a los que colaboran con Él.
– ¿Cómo recibimos en nuestra casa, en nuestras comunidades a aquellos que vienen en nombre de Dios?
– ¿Procuramos ver en ellos un «Hombre de Dios», que también necesita de nuestra hospitalidad, un lugar en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestra amistad?

En la 2ª Lectura, Pablo exhorta a vivir la plenitud del Bautismo, muriendo al pecado y viviendo para Dios en Cristo.(Rom 6,3-4.8-11).

El Evangelio es una catequesis sobre el DISCIPULADO. (Mt 10,37-42). Es el final del Discurso del envío de los discípulos en «MISIÓN». Es una especie de «Manual del Misionero cristiano», destinado a revitalizar la acción misionera de la Comunidad. El Camino del discípulo es acoger y seguir a Cristo en el camino del amor y de la entrega.

En la 1ª parte, aparecen las Exigencias que Jesús propone a sus seguidores. Exige una actitud radical. Nuestro compromiso para con Él debe estar encima de todo, aun del amor sagrado para con nuestros padres. Para entender mejor, es bueno recordar la situación vivida por los cristianos de la comunidad de Mateo… Para ser fieles a Cristo, debían enfrentarse a persecuciones. Eran expulsados de la Sinagoga, quedaban excluidos del pueblo de Israel y debían ser repudiados hasta por sus mismos familiares. Jesús ya había avisado que el discípulo debía estar dispuesto a todo: “El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí..
También hoy, ante ciertas resistencias, muchas personas piensan que, para contar con grandes números en su filas, la Iglesia debería facilitar las cosas, y suavizar la radicalidad del evangelio y de los valores de Cristo.
– ¿Será que Cristo prefiere cantidad o calidad? En la 2ª parte Mateo sugiere que toda Comunidad debe anunciar a Jesús y tendrán una recompensa los que acojan a los mensajeros del Evangelio: “El que os recibe a vosotros, me recibe a mí; y que me recibe, recibe al que me ha enviado”. “El que dé a beber un vaso de agua fresca a uno de estos pobrecitos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga».
Todos los cristianos tienen como misión anunciar el Evangelio de Jesús. Y esos misioneros» que testimonian la Buena Nueva y que entregan la vida al servicio del «Reino» deben ser acogidos con entusiasmo, con generosidad y amor.
¿Quiénes son los enviados de Dios, hoy?  
– Conocemos muchas personas en nuestras comunidades que se dedican con generosidad y gratuidad al servicio de los hermanos, visitando enfermos, en la Catequesis, en la Liturgia y en otras actividades pastorales. Esas personas generosas también tienen familia, tienen un empleo… ¿Se sienten reconocidas y apoyadas en la comunidad  o son injustamente criticadas, víctimas de envidias e de chismes?
– Conocemos también sacerdotes y religiosas que actúan en nuestro medio. ¿Cuál es nuestra actitud para con ellos? ¿Les damos nuestro apoyo y colaboración, viendo en ellos, más allá de sus cualidades y defectos de toda persona, un «hombre de Dios», para ser un instrumento de salvación? ¿Se sienten he hecho miembros de todas las familias cristianas, o tal vez personas extrañas?
Nuestra hospitalidad y colaboración no tienen sentido cuando lo hacemos por criterios puramente humanos, o peor, por interés personal. Sólo tienen sentido cuando animada por el espíritu de fe, como la pareja de la 1ª lectura: porque vieron en el profeta Eliseo un «Hombre de Dios…»
Cristo nos asegura: “El que os recibe a vosotros, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe al Padre que me ha enviado».