DOMINGO 33. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

¡SOÑANDO LO IMPOSIBLE SE LLEGA A LO IMPREVISIBLE!

Dividiré esta homilía en tres partes:

  • ¡Que renazcan las utopías!
  • Encender los motores de la utopía
  • La imagen del “Hijo del Hombre”

¡Que Renazcan las Utopías!

Es admirable ver a grupos que proclaman que “otro mundo es posible” y trabajan para hacerlo realidad. Frases como “la paz es posible”, “otra democracia es posible” y “otra iglesia es posible” resuenan con fuerza en nuestra sociedad. Necesitamos urgentemente que renazcan las utopías; no podemos permitir que el realismo apague la poesía y la mística de nuestro trabajo. Trabajar solo por un salario es muy diferente a contribuir a un gran proyecto.

La pregunta crucial es: ¿es realmente posible lo que soñamos? La liturgia de este domingo nos invita a soñar el futuro y a creer en la posibilidad, porque nuestro Dios está comprometido con esta labor. Las lecturas bíblicas nos animan a pasar de la lamentación al anuncio de lo que es posible. “Nada es imposible para Dios”, le dijo el ángel Gabriel a María, y Jesús afirmó: “Todo es posible para quien cree”.

Encender los Motores de la Utopía

Las lecturas nos conectan con nuestra tradición apocalíptica, encendiendo los motores de nuestra espiritualidad. No debemos salir insensibles; debemos celebrar la venida del Hijo del Hombre. El cambio necesario no proviene de seres humanos autosuficientes, sino de la llegada del Hijo del Hombre, quien convulsiona la naturaleza, restablece la justicia y restaura la Alianza.

La llegada del Hijo del Hombre es comparable a un ejército liberador o la inauguración de una democracia tras una dictadura. Jesús se identifica con esta imagen bíblica del profeta Daniel, quien describe al Mesías como el portador de la salvación tras una serie de reinados opresores. A través de su vida, Jesús redefine esta imagen, haciéndola más humana y compasiva.

¡Todo es Posible!

Ruiz Anglada

¡Todo es posible! para quienes siguen al Hijo del Hombre, quienes verán cosas aún mayores. Aunque no sabemos cuándo vendrá el Hijo del Hombre, esta incertidumbre no debe desalentarnos. Jesús nos llama a estar vigilantes y atentos a su presencia en nuestras vidas.

Quienes sueñan que “otro mundo es posible” son como las vírgenes con aceite en sus lámparas; quienes se resignan al statu quo corren el riesgo de quedarse fuera del sueño. La Iglesia debe ser como una vigía que anuncia la llegada del Hijo del Hombre, iluminada por una fe certera. Debemos movilizarnos para reconstruir la esperanza y comunicarnos sobre cómo se hace presente el Hijo del Hombre.

Conclusión

Al soñar lo imposible, podemos llegar a lo imprevisible. La resurrección es cierta, la justicia está en camino y las oportunidades se presentan en cada paso. La invitación es a perder el miedo y entrar en comunión con Él, porque hay un futuro lleno de posibilidades.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 32. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

¡LA AVARICIA EN CASA!

  • El poder de la avaricia.
  • El ejemplo de las dos viudas pobres.
  • Contra avaricia ¡generosidad!

El Poder de la Avaricia

La avaricia es una fuerza poderosa que se disfraza de ahorro, austeridad y hasta mendicidad. Es una forma de idolatría que se manifiesta en la “idolatría del dinero”, donde el culto a Mamón se convierte en el centro de nuestras vidas.

Aquellos que no contribuyen al rendimiento económico son marginados, mientras que quienes pueden generar ingresos son bienvenidos. En este contexto, muchos buscan el dinero en lugar de la verdad o el Evangelio, ya que el dinero abre puertas y crea preferencias.

La avaricia nos encierra en nuestros propios intereses, dificultando la generosidad y la comunicación de nuestros bienes. Se convierte en un huésped incómodo en nuestras vidas, justificando nuestra falta de entrega con excusas intelectuales. A menudo mantenemos una relación secreta con el dinero, ocultando nuestra verdadera generosidad. Aunque podamos tener abundancia, siempre parece que seguimos necesitados.

El ejemplo de las dos viudas pobres

Las lecturas de este domingo presentan a dos viudas pobres: la viuda de Sarepta y la viuda del Templo, ambas bajo la mirada atenta de los profetas Elías y Jesús.

Elías desafía a la viuda de Sarepta a compartir su última ración de comida, y ella, confiando en Dios, decide hacerlo. Al hacerlo, expulsa la avaricia de su vida y demuestra que “quien a Dios tiene, nada le falta”.

En el Templo, Jesús observa a los escribas devorando los bienes de las viudas bajo el pretexto de largos rezos. Contrasta esto con la generosidad de una viuda que, al depositar dos monedas en el tesoro del templo, da todo lo que tiene para vivir. Jesús llama a sus discípulos a fijarse en ella como ejemplo de verdadera generosidad.

Contra avaricia ¡generosidad!

El consumismo moderno es otra forma de avaricia; quienes son avariciosos son adictos al dinero y lo que pueden obtener con él.

Jesús nos invita a “darlo todo” como la viuda para ganarlo todo. La opción preferencial por los pobres se convierte en un mero discurso si estamos dominados por la avaricia.

La avaricia es un demonio que solo puede ser exorcizado por el Espíritu Santo, quien genera en nosotros el dinamismo de la entrega generosa.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 31. TIEMPO ORDINARIO CICLO B

“DONDE HAY AMOR…”

Dividiré esta homilía en cuatro partes:

  • ¿Cómo desea Dios ser amado y recordado?
  • El canto de amor a la viña
  • Mandamientos interconectados
  • ¿No puedo más?

¿Cómo desea Dios ser amado y recordado?

Hoy es crucial preguntarse: ¿cómo desea Dios ser amado y recordado? Nuestro Dios es Amor, una Pasión que no merece ser tratada con frialdad o desprecio. Él ha establecido una Alianza con la humanidad, comprometiéndose a mantenerla a lo largo de las generaciones. Sin embargo, es un Dios escondido, accesible solo a través de la fe. Existen múltiples caminos hacia Él, aunque algunos han perdido su credibilidad.

Dios merece ser alabado y conocido por nuestra generación. Es fundamental que nuestros contemporáneos comprendan quién es y cómo es nuestro Dios.

El canto de amor a la Viña

La lectura del Evangelio de este domingo se sitúa en el contexto del evangelio de Marcos, donde Jesús dialoga con un escriba sobre el mandamiento principal. Este diálogo ocurre en el Templo de Jerusalén, tras varios eventos significativos: la expulsión de los vendedores del templo y debates sobre tributos y resurrección. En este marco, el escriba pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más importante.

Jesús evoca al Dios enamorado de su Viña, que cuida con amor, pero también se siente frustrado por la violencia y el asesinato en su casa. En este contexto, proclama el mandamiento principal: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y ser”. Este amor debe movilizarlo todo: cuerpo y alma, razón y emoción. Jesús nos llama a ser una viña enamorada de su Viñador.

Mandamientos Interconectados

Un aspecto notable es la conexión entre los mandamientos: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Este llamado nos invita a manifestar amor hacia quienes nos rodean; cada persona es una extensión del amor que debemos tener hacia nosotros mismos. Cuando nos hacemos prójimos y superamos barreras políticas o religiosas, Dios se hace presente entre nosotros.

Dios se siente amado en nuestros actos de amor y servicio mutuo. No dice “primero yo”, sino “amad”. El camino del Amor nos lleva a Él, aunque no siempre se mencione su nombre. Sin embargo, este camino puede ser arriesgado; el Maligno busca frustrar nuestras historias de amor con celos y resentimientos.

¿No puedo más?

Cuando alguien dice “no puedo amar”, olvida que todos hemos recibido amor en abundancia a través del Espíritu Santo. Cada uno ama a su manera; Jesús no pide imposibles al decir: “¡Amarás!”. Al amar fielmente, nos conectamos con el Dios de la Alianza: “ubi amor Deus ibi est” (“donde hay amor, allí está Dios”).

Conclusión

Concluyo pidiendo que seamos mediadores de esta Alianza, promoviendo una religión del Amor y la Fidelidad. Debemos ser creíbles para que mencionar a Dios no sea considerado políticamente incorrecto. Nuestro Dios es el Dios de todos.

Crear lazos de amor entre las diversas comunidades permitirá que Dios manifieste su rostro en nuestro tiempo. El verdadero amor hacia los empobrecidos será una señal clara de cuánto amamos a nuestro Dios: “Tuve hambre… tuve sed… estuve en la cárcel”.

El olvido de los necesitados y la exclusión de quienes consideramos diferentes son actitudes que llevan al olvido de Dios en nuestra sociedad. Afortunadamente, hubo un escriba que reconoció ante Jesús que “amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. 

José Cristo Rey García Paredes, CMF

Domingo 30. tiempo ordinario. ciclo B

¡JESÚS ENCABEZA LA MARCHA! 

Estamos acostumbrados en nuestras sociedades democráticas a manifestar nuestra solidaridad o nuestras protestas a través de “marchas” y “manifestaciones”. Jesús nos invita también a una marcha: ¡Él encabezará nuestra manifestación!

Dividiré esta homilía en cuatro partes:

  • Un camino de cambio
  • La “marcha de la alegría”
  • La marcha hacia Jerusalén y Bartimeo
  • Pueblo “en marcha”

Un Camino de Cambio

Las marchas y manifestaciones son fenómenos comunes en nuestras sociedades, donde miles de personas se unen para expresar sus demandas. Estas “procesiones seculares” suelen tener un recorrido simbólico y una cabecera compuesta por líderes que presentan la causa de la movilización. Los participantes, a menudo, claman, muestran gestos simbólicos o portan pancartas que reflejan sus reivindicaciones: marchas contra el hambre, la violencia, en favor de la paz y la libertad.

A lo largo de la historia, estas manifestaciones han sido cruciales para derribar dictaduras, cesar guerras y promover la aceptación social de grupos marginados. Este domingo, las lecturas de Jeremías y Marcos también abordan el tema de las marchas, revelando una conexión profunda entre ambas.

La “marcha de la alegría”

Jeremías describe una “marcha de la alegría”, un estallido festivo donde Dios lidera a un pueblo que regresa a su tierra prometida. Esta multitud incluye a ciegos, cojos y mujeres en diferentes estados, todos buscando la libertad y la vida en la casa del Padre.

La “marcha hacia Jerusalén” y Bartimeo

Por otro lado, Marcos presenta una “marcha decidida hacia Jerusalén”, encabezada por Jesús. Esta marcha es tensa; Jesús ha predicho su sufrimiento y muerte, lo que genera miedo entre sus discípulos. Sin embargo, ellos superan ese temor y lo siguen. En el camino, se une Bartimeo, un ciego que clama por compasión. Su grito es su pancarta política: reconoce a Jesús como el Hijo de David y el verdadero rey de Israel. A pesar de los intentos por silenciarlo, su clamor llega a Jesús, quien lo llama e integra en la marcha. Bartimeo recupera la vista y se une a Jesús con alegría.

Pueblo “en marcha”

Ser Iglesia implica ser un pueblo en marcha con objetivos claros. No se trata solo de rituales o manifestaciones vacías; es seguir a Jesús en su misión contemporánea. La Iglesia debe ser un agente activo en las grandes causas sociales, acercándose a las injusticias que enfrentan muchos.Es fundamental que quienes seguimos a Jesús no nos equivoquemos de marcha ni defendamos causas ajenas a su mensaje. Debemos cuestionarnos: ¿A quién seguimos? ¿Estamos alineados con el poder humanizador o con el poder opresor?

Oración final

“Jesús, hijo de David, ten compasión de mí. Cuando me veas ciego y temeroso ante los poderes del mundo, llámame para darme fuerza y seguirte con alegría. Quiero integrarme en la marcha de los redimidos y perder el miedo que me paraliza. Ten compasión de tu Iglesia al inicio de este nuevo tiempo; llámala y ponla en marcha para encabezar la gran manifestación de tu Reino que transforma todo.” 

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 29. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

EL SERVICIO QUE RESTAURA Y EMBELLECE

  • Jesús se identifica con la imagen del “Hijo del Hombre”
  • ¡Extraña identificación!
  • Hijo del Hombre para servir

Jesús se identifica con la imagen del “Hijo del Hombre”

Jesús utiliza frecuentemente la expresión “Hijo del Hombre” para hablar de sí mismo. Frases como: “el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza”, “padecerá mucho”, “será entregado”, “crucificado” y “resucitará” son ejemplos de su autodenominación. A menudo, en la Iglesia, preferimos títulos como “Cristo”, “Hijo de Dios” o “Rey”. Sin embargo, es vital recuperar la contemplación de Jesús como “Hijo del Hombre”.

¡Extraña identificación!

El concepto del “Hijo del Hombre” proviene del profeta Daniel, quien lo describe como un personaje apocalíptico que interviene en la lucha contra el mal. Este ser recibe todo el poder y derrota a los imperios opresores, inaugurando una era de libertad y paz. Jesús se identifica con esta figura, pero redefine su significado al incorporar humildad, servicio y no-violencia. Mientras que los poderes bestiales son arrogantes y tiránicos, el Hijo del Hombre elige la humildad y se identifica con los excluidos. Su misión es servir, lavar los pies y ofrecer su vida como alimento.

Hijo del Hombre para servir

El tiempo de Jesús es un tiempo dedicado al servicio. Su vida estuvo marcada por actos de entrega hacia los demás. Este servicio tiene cuatro características esenciales:

  • Personal: Jesús atiende a cada individuo de manera única; su servicio no es impersonal ni mecánico.
  • Estético: La belleza de sus gestos seduce a quienes sirve, dignificándolos y pacificándolos.
  • Terapéutico: El amor en el servicio cura y eleva a los abatidos, generando bienaventuranza.
  • Ecológico: Cada pequeño acto de servicio tiene un impacto en la red social, promoviendo vitalidad y novedad.

El servicio del Hijo del Hombre transforma el mundo, convirtiéndose en símbolos de la gloria divina que embellecen la humanidad. La ambición por ser el primero conduce a convertirse en bestia; dedicarse al servicio humilde nos acerca al camino del Hijo del Hombre. Cada persona merece nuestro servicio samaritano, embelleciendo así nuestra comunidad y contribuyendo a nuestra salvación.

Oración conclusiva

“Jesús, hijo del hombre!
Vienes del cielo… apareces misterioso junto al Anciano de días para juzgar al mundo y suplantar los poderes perversos que nos oprimen.
¡Hijo del hombre!
Nos perteneces… eres hijo de nuestra humanidad a través de María.
Has llegado a nosotros no como un dios distante, sino como hombre, representante de todos sin exclusiones.
Nos revelas tu identidad humana y nos muestras que estás entre nosotros no como el Grande, sino como quien sirve.
Tú vienes a lavarnos los pies, curar nuestras heridas y abrirnos las puertas de la Vida.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 28. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

LA SABIDURÍA: EL TESORO MÁS VALIOSO

Se divide en tres partes: 

  • La Sabiduría personificada
  • Jesús, encarnación de la Sabiduría
  • Vivir “sabiamente”: seguir a Jesús

La Sabiduría Personificada

La Sabiduría es el bien supremo, más valioso que todos los tesoros materiales. Es aquello que da al ser humano una dignidad y esplendor superiores a la belleza y la salud. Es la luz que nunca se oscurece y llena la vida de energía y plenitud.

Muchos se conforman con lo finito y limitado, sin atreverse a soñar con lo “imposible”. Pero los grandes sabios y santos nos muestran que “otra forma de ser humano es posible” al estar conectados a una Realidad trascendente.

La Sabiduría es el don más valioso, que hace que quienes la poseen sean seres “excepcionales” y plenos, sin importar su situación material.

Jesús: la encarnación de la Sabiduría

La Sabiduría divina está detrás de la creación del universo, y nos permite comprender el sentido de la vida y del corazón humano.

Jesús de Nazaret es la personalización y encarnación de la Sabiduría divina entre los seres humanos. Jesús invita a seguirlo como el único tesoro, pues al vivir con Él y hacer realidad su mensaje, se encuentra la verdadera Vida.

Vivir “Sabiamente”: Seguir a Jesús

Jesús es el tesoro que nos da la vida y la felicidad. Lo encontramos cuando forma parte de nuestra esencia, cuando no podemos vivir sin Él y su presencia nos ilumina.

Muchos hemos conocido a Jesús y empezado a seguirlo. Pero es fácil distraerse, enfriar la relación con el Señor. El trabajo nos impide orar, la comodidad nos lleva a guardarnos algo para nosotros mismos. Esto nos aleja de Él.

Olvidar a los más necesitados, a los que excluimos, nos aleja de Jesús. Él quiere nuestra intimidad. Jesús crea una relación personal donde ocurre el milagro de nuestra transformación. Esto nos impulsa a una “misión” apasionada, una razón para vivir.

La frase “véndelo todo” nos muestra la importancia de estar completamente dedicados a Él, sin concesiones, con total fidelidad.

Conclusión

  • Inicio del Camino: Seguir a Jesús es un camino, un proceso, una andadura. La intimidad con Él va creciendo cada día.
  • Crecimiento en la Fe: Su presencia es cada vez más intensa. Nuestra forma de ser y nuestras relaciones se van transformando a su imagen.
  • Transformación Final: La sabiduría y el amor se apoderan de nosotros. 

Quizá al final nos pase lo que le pasó al monje del cuento: llegó al cielo y le preguntó a Jesús: “¿Quién eres?”. Varias veces se le había negado la entrada por su respuesta: “Soy yo” decía. Pero se le abrieron las puertas del cielo, aquel día en que -después de vivir humildemente enamorado- murió y pudo responder: “¡Soy TÚ, Señor!”.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

PERLAS DE VIDA – LA SABIDURÍA ES MÁS PRECIOSA QUE EL ORO

EL MENSAJE CONVERTIDO EN CANTO 

DOMINGO 27. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

¡BELLA… PERO DIFÍCIL FIDELIDAD!

Dividiré esta homilía en cuatro partes:

  • ¡No conviene que el hombre esté solo!
  • En momentos difíciles… perseverantes en el sufrir
  • ¡Al principio no fue así!
  • Fidelidad: ¡cuidados extra!

¡No conviene que el hombre esté solo!

Nuestro Creador lo comprendió desde el primer momento que el ser humano -Adam- -ser inteligente y afectivo- no debería vivir en soledad: ¡necesitaba una ayuda adecuada! Adán había dado nombre a todos los animales de la tierra y el cielo. Todas esas criaturas tendrían un “nombre humano”. Pero Adán no encontró ningún animal que capaz de acompañarlo en la aventura de su vida. Entonces intervino el Creador: extrajo de la unidad la dualidad: al contemplarla Adán exclamó: “¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!”.

Y la consecuencia de ello fue un “… y por eso el varón dejará a su padre y a su madre y “se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Y así hizo surgir el Creador la maravilla del matrimonio, que ha dado lugar a una humanidad hoy de más de 8.000 millones de seres humanos.

En momentos difíciles… perseverantes en el sufrir

La segunda lectura -un breve texto de la carta a los Hebreos- nos transmite una enseñanza enormemente importante para las parejas: habrá momentos en los cuales la convivencia se vuelva muy difícil: convivir no es solo gozar, también sufrir, porque somos distintos. A la pareja se le propone el ejemplo de Jesús, quien tras mucho sufrir fue coronado de gloria. Sacrificarse por otro es un germen de vida y de reconciliación. Mediante el sufrimiento nos perfeccionamos. ¿No ocurre eso en los atletas? ¿Por qué no puede acontecer también en cada pareja, en cada matrimonio?

¡Al principio no fue así!

Sobre muchas parejas en trance de divorcio podría repetirse el texto del evangelio de Marcos hoy: ¡al principio no fue así!  Y Jesús lo ratifica: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Estas palabras no son una ley fría, sino una promesa, una realidad posible. Al ser humano le corresponde no imposibilitar, con su falta de fe y su descompromiso, el don que le ha sido concedido. ¡Lo demás depende de Dios! ¡Hay dejar protagonismo a Dios en la relación de pareja!

Jesús invita a dejarse unir por Dios, a descubrir a aquella persona, en la cual cada ser humano encuentra su “ayuda semejante”. Puede haber alucinaciones, percepciones inadecuadas, pasos precipitados… Hay que saber discernir qué es “lo que Dios ha unido”. Bendecir aquello que Dios “no ha unido” es una profanación. La belleza del Sacramento del Matrimonio está precisamente en transparentar la bendición de Dios ante aquella pareja que Él ha ido uniendo a través de la aventura y el romance amoroso. 

Nuestro Dios Creador y Redentor no quiere que el ser humano esté solo. Por eso, toda vocación humana lleva en sí las semillas de la comunión: amistad, eros, solidaridad, filantropía y caridad. El Amor nos saca de la nada. Completa la creación del ser humano. 

Fidelidad … cuidados “extra”

El amor requiere cuidados “extra”. La cuidadora del frágil y poderoso amor se llama “Fidelidad”.  La fidelidad no juega, no se despista. Es amiga de la profundidad; descubre el todo en el fragmento; es agradecida y no reivindicativa; cultiva la finitud para descubrir en ella toda la trascendencia.

¿Qué ocurre cuando Dios es acogido en las relaciones afectivas y amorosas? San Agustín decía que “las mejores amistades son aquellas que Dios aglutina”. Un día me dijo un joven -muy enamorado de su novia- con la que se iba a casar unos días después: “¿qué haré para no perderla?”. Lo único que se me ocurrió decirle fue: “Rezad juntos el “padrenuestro”… “¡no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal!”. Y es que “lo que Dios ha unido…” y sigue uniendo… siempre tiene futuro.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 26. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

¡CELOS, ESCÁNDALOS Y RIQUEZAS!

Dividiré esta homilía en tres partes.

  • Los celos de Josué y de Juan
  • La perversión de la riqueza
  • El arte diabólico del escándalo

Los celos de Josué y de Juan

Nos dice la primera lectura del libro de los Números que el joven Josué, llevado por los celos, le pidió a Moisés que prohibiese profetizar a quienes, sin estar presentes en la reunión programada, les había sido concedido compartir su espíritu (Num 11, 25-29). El anciano Moisés lo desenmascara y le dice: “–¿Tienes celos por mí? Pero al mismo tiempo lo orienta: “¡Ojalá que todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su Espíritu!”. 

También el Evangelio nos ofrece otro episodio semejante: el apóstol Juan, llevado por los celos, le comunica a Jesús que ellos le han prohibido a un extraño, expulsar demonios en su nombre “porque no era del grupo”. Jesús, le hace ver su error y le invita a no cerrarse en el grupo: ¡Quienes no están contra nosotros, están con nosotros!

Hay que estar abiertos a la acción del Espíritu, incluso cuando se manifiesta de formas inesperadas.

La perversión de las riquezas

La segunda lectura, tomada de la carta de Santiago condena duramente a quienes amasan riquezas y logran fortunas injustas: recuerda que los bienes materiales son pasajeros y que lo verdaderamente importante es vivir según los valores del Reino de Dios. 

El dinero que llega a mis manos no es nunca “del todo mío”. No puedo utilizarlo como yo quiera. Es dinero que pertenece a la comunidad humana y en ella, de una manera muy especial, a los más necesitados. Como alguien dijo: “toda propiedad privada, tiene una hipoteca social”.

Cuando el amor mira el dinero, lo transforma en servicio, en don, en instrumento de solidaridad. Cuando el egoísmo mira el dinero, lo privatiza, lo torna objeto de placer, lo oculta para un disfrute no controlado.

El dinero es piedra de toque a la hora de calibrar nuestra calidad de vida cristiana. Por eso Jesús nos dijo: “No podéis servir a Dios y al dinero”. Y hoy Santiago nos dice: “Vuestra riqueza está podrida” y añade que quien no comparte sus bienes y defrauda a los trabajadores está asesinando.

El arte diabólico del escándalo

La gran estrategia del mundo diabólico consiste en seducir a determinadas personas inocentes para que cooperen en el mal. En el evangelio de Mateo 18,6 Jesús utiliza una imagen muy fuerte para enfatizar la gravedad de causar daño o escándalo a los más vulnerables, en este caso, los niños. La rueda de molino y el mar representan un castigo severo, subrayando la importancia de proteger y cuidar a los pequeños. En el contexto cultural de la época, una rueda de molino era un objeto grande y pesado, y ser arrojado al mar con una de estas ruedas atada al cuello significaba una muerte segura y terrible. Esta imagen impactante tenía el propósito de hacer que sus oyentes comprendieran profundamente la importancia de proteger a los inocentes y vulnerables.

Al usar una imagen tan dramática, aseguraba que su mensaje no solo se entendiera, sino que también se recordara y se tomara en serio.

Conclusión

“Celos, escándalos y riquezas pervertidas” son tres llamadas con una única finalidad: abrir el horizonte de nuestra vida al amor lúcido, transformador: descubrir el bien en los demás y dejarles libertad, descubrir el mal en los demás y denunciarlo, ofrecer los propios dones a los demás y enriquecerlos.

José cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 25. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

¡EL ÚLTIMO PUESTO!

Dividiré esta homilía en tres partes:

  • La verdadera sabiduría
  • Hacerse el último y el servidor de todos
  • Acoger a los pequeños.

La verdadera sabiduría

El Libro de la Sabiduría -primera lectura- nos pide que nunca pongamos a prueba con ultrajes y tormentos a una persona buena y justa. Ejercer la fuerza y el poder sobre los demás nunca es de sabios.

La carta de Santiago -segunda lectura- nos habla de una sabiduría -todavía superior- que viene de lo alto: ella es “pura, pacífica, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera”. Esta sabiduría nos viene de Dios y nos vuelve serviciales y humildes.

Hacerse el último y el servidor de todos

El evangelio de Marcos nos presenta a Jesús enseñando a sus discípulos sobre su inminente pasión, muerte y resurrección. Y ellos en lugar de atender a lo que Jesús les dice, se ponen a discutir sobre otra cuestión: ¿quién es el más importante de nosotros? Es normal que también nosotros nos hagamos una pregunta semejante.

Jesús aprovechó esa oportunidad para transmitirnos una lección única e inesperada: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.  ¿Nos imaginamos en el último lugar y al servicio de todos?

Acoger a los pequeños

Para ilustrar su enseñanza, Jesús tomó a un niño y lo pone en medio de ellos: en aquella cultura, los niños no tenían estatus social ni derechos. Jesús entonces abrazó al niño y dijo unas palabras misteriosas: “El que reciba en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí”. Fijémonos qué significado tan terrible tienen estas palabras cuando un niño es intencionalmente eliminado en el seno de su madre, o en el caso de los niños sin-hogar que se ven obligados a emigrar… Jesús nos invita a acoger y servir a los más vulnerables y marginados de la sociedad. Cuando lo hacemos, lo acogemos a Él.

Conclusión

Estos tres textos (libro de la Sabiduría, carta de Santiago y evangelio de Marcos) nos invitan a examinarnos y preguntarnos: ¿Busco la grandeza a través del poder y la ambición? O ¿me contento con el servicio humilde y la acogida de los más pequeños? Es sabio y grande quien se dedica al servicio desinteresado y humilde. Y nuestro modelo es Jesús mismo que dijo: “No vine a ser servido sino a servir y dar mi vida en rescate por todos”. “Si no os hacéis como niños…”

Oración conclusiva

Jesús, que, en medio de tu comunidad, yo sea como ese niño sin pretensiones en quien tú te ves reflejado. Jesús, que en mi vida no pretenda grandezas que superan mi capacidad. Que no desee honores, privilegios, escalar hacia donde otros no lleguen. Hazme simplemente hermano de todos, servidor de mis hermanas y hermanos. Y que todos juntos formemos la iglesia de los humildes, de los menores, de quienes siempre buscan “los últimos puestos”.

José Cristo Rey García Paredes, CMF

DOMINGO 24. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

¡NO TIRAR LA TOALLA!

Dividiré esta homilía en cuatro partes:

  • En ciertos temas ¡no se negocia!
  • … cuando tiramos la toalla
  • Lo innegociable
  • La fidelidad.

En ciertos temas ¡no se negocia!

En el evangelio apenas proclamado, Simón Pedro, intenta “disuadir” a Jesús para que evite su condena a muerte. Jesús le responde de una manera horrible, como si viera en Simón Pedro al mismo Satanás. Y, dirigiéndose a los demás discípulos les dice:

«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

Cuando alguien se desdice de su proyecto decimos que tiró la toalla. Pues… ¡Jesús no, aunque Simón Pedro lo pretendía.

Cuando nosotros ¡sí! ¡Tiramos la toalla!

Es cierto que nosotros sí: en más de una ocasión hemos tirado la toalla. Esto nos pasa cuando:

  • rompemos una relación -personal o comunitaria, a la que nos habíamos solemnemente comprometido, o abandonamos un trabajo cuando requiere de nosotros perseverancia y sacrificio…
  • nos sentimos “acomplejados” por pertenecer a una comunidad cristiana que defiende valores que no resultan obvios en la sociedad en la que vivimos.

Jesús hoy, en su Evangelio nos pide ¡no desistir en nuestros buenos proyectos!

¡Lo innegociable!

Y ahora nos preguntamos: ¿qué es innegociable en mi vida?

  • La lectura del profeta Isaías nos habla del Siervo de Yahweh y todo lo que para él era absolutamente innegociable: no se tapa el rostro ante ultrajes ni salivazos
  • Jesús hizo también lo mismo en su pasión; ninguna autoridad religiosa o imperial fue capaz de taparle la boca aunque lo condenara a muerte. No quiere negociar su vida a costa de rebajar su mensaje.
  • También Santiago nos dice en la segunda lectura que no basta proclamar la fe, es necesario traducirla en obras de hospitalidad, de acogida y ayuda al hermano.

La fidelidad

Fidelidad no es obstinada fijación en la propia forma de pensar y en las propias convicciones. Hay que ser fieles, ante, a Dios que ha establecido con nosotros una Alianza par siempre. Así lo expresa hoy el profeta Isaías:

“El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos”.

Sólo nuestro Dios impide que tiremos la toalla. Cuando uno pone en sus manos los mandos de la nave de la propia vida, entonces Dios mismo hace posible la coherencia vital, pone en nosotros sus convicciones más íntimas y hace posible en nuestra debilidad su fortaleza.

Así fue Jesús. En su oración de Getsemaní encontró la fuerza necesaria para no echarse atrás. Al fin pudo exclamar: ¡Abbá, misión cumplida!

Oración

Abbá, conoces nuestra debilidad. Sabes cuántas veces sentimos la tentación de echarnos para atrás: de defendernos en lugar de defenderte; de seguir nuestras convicciones en lugar de las tuyas. Sé fuerza en nuestra debilidad. Permítenos seguir a Jesús, sin abandonarlo en ningún momento. Y que seamos conscientes de que en esta lucha, la victoria pertenece a nuestro Dios.

José Cristo Rey García Paredes, CMF